miércoles, 6 de julio de 2011

Daría todo por volver a verla.



Creo que toda persona recuerda su primer amor, su primera enamorada o el primer beso que dio. Todos tenemos algo que contar aunque algunos, con el paso de los anos o por verguenza no lo queramos recordar.






Daría todo por volver a verla.








Y es que para algunos resulta atormentador contar que estuvo perdidamente enamorado de la chica o el chico de al lado y nunca pudo decirlo. Mientras que unos nunca fueron correspondidos, otros tal vez lo fueron; pero perdieron ese amor ya sea por cosas de niños o por cosas del destino que ahora lamentamos.



Y sí pues, a veces cuando no somos correspondidos nos duele tanto recordar ese amor. Es como cuando nunca pudimos decirle a esa persona especial: me gustas, quiero estar contigo. Hay veces en que recordamos que estuvimos a punto de decirlo pero nunca tuvimos el valor. Y recordamos escenas donde con la mente nos dábamos ánimos diciendo: es ahora o nunca, tengo que decírselo, tengo que gritarle en su cara que lo amo o la amo.



Hay otras personas que relacionamos una serie de televisión con nuestra vida o nuestra época. Incluso una canción. Todos recordamos esos años maravillosos que nunca queremos olvidar. Todos quisimos ser Winnie Cooper o Kevin Arnold, Zac Morris, Lisa, Candy, Terry, etc.







En mi caso, tuve una enamorada a quien quise mucho. Era la famosa chica nueva. Era la famosa chica, justo, de la esquina. Una niña llena de alegría y con un cabello hermoso. De fines labios y ojos hermosos claros.



Recuerdo que parecía un ángel cuando caminaba y yo me la quedaba mirando cuando transitaba de mi casa hasta la suya. Aquella niña que hablaba curiosamente y gracioso; y la que me dejaba mudo cuando me preguntaba tal o cual cosa. Aquella chica para la que siempre tenía un regalo o le convidaba tal o cual dulce.



Aquella niña a la que siempre quería tenerla sea como sea y de la que hoy, no tengo ninguna foto o recuerdo de ella.



Con el paso del tiempo, aquella niña tan hecha para mí se fue convirtiendo en aquella chica que nunca fue para mí. No recuerdo aún el por qué de nuestra separación pero lo que sí recuerdo es que la amé demasiado. Y si no la amé de niño, la amé de adulto pues cada vez que me preguntaban; decía que ella fue mi primera enamorada. Y crecí después pensando que otra persona había ocupado su lugar. Otra persona de la que me enamoré pero jamás apostó por hacer crecer este amor. Y aunque en algún tiempo me correspondió, dejó su lugar cuando salió de la ciudad para estudiar en la capital.



Lo cierto es que, con esta niña de mi infancia crecimos en lugares distintos pero con el mismo recuerdo. El recuerdo de lo que vivimos. Hoy, daría lo que fuera por volverla a ver. Daría lo que fuera por conversar con ella sólo unos segundos e imaginar, qué habría pasado si hubiéramos seguido juntos. Aunque me atormente y me lamente con la idea de que no puede ser mía o lo nuestro no va más porque quedó en la infancia: daría todo por volver a verla. Daría todo por ver a mi princesa.



¿Y tú?



Autor: Beto Leiva.

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