jueves, 7 de julio de 2011

El misterioso fundador de WikiLeaks.







Foto: EFE




Julian Assange, el fundador y director de WikiLeaks, dice haber contribuido a revelar más secretos oficiales que todos los medios del mundo juntos, pero se niega a arrojar luz sobre el misterio que rodea su propia vida.  Nacido en la Isla Magnetica de Australia en algún momento de 1971, y en la actualidad en paradero desconocido, Assange ha deambulado de un sitio a otro desde su niñez.





Sus padres, que se divorciaron cuando él era joven, dirigían una compañía de teatro y Assange ha asegurado en entrevistas con medios australianos haber asistido a más de 30 escuelas durante su infancia y juventud.

Considerado brillante hasta por sus detractores, el hombre que ha sacado los colores al cuerpo diplomático estadounidense con la filtración de cientos de miles de documentos hasta ahora secretos, cambia de teléfono como de chaqueta, utiliza nombres falsos en los hoteles y usa efectivo en lugar de tarjetas de crédito.



Su viaje hacia el estrellato comenzó durante su adolescencia, cuando el joven Assange, que tiene una sólida formación en física y matemáticas, descubrió un talento para la programación y la piratería informática que con el tiempo lo catapultaría a la fama.



Esa pasión lo llevó a sumarse a finales de los 80 a un grupo de piratas informáticos conocido como “Subversivos internacionales” y tuvo sus primeras repercusiones legales a comienzos de los 90 cuando afrontó 30 cargos por piratería informática que logró saldar con el pago de una multa.

Armado con un elevado coeficiente intelectual y años de experiencia informática, Assange fundó WikiLeaks en el año 2006 junto con un puñado de activistas de derechos humanos y expertos en medios de comunicación y tecnología.



El sitio web nació con la voluntad de acceder a documentos gubernamentales secretos y divulgarlos en masa y a escala global.



En abril de este año, el sitio sacó a la luz el vídeo “Asesinato Colateral” que muestra como un helicóptero estadounidense dispara en julio del 2007 contra civiles en Irak en un aparente ataque a sangre fría en el que fallecieron, entre otros, un fotógrafo de Reuters y su conductor.



Hasta la difusión de las imágenes, el Pentágono había sostenido que las muertes se habían producido durante un enfrentamiento entre tropas estadounidenses e insurgentes.



En el vídeo, se escucha a los militares celebrar las muertes al grito de “mira esos bastardos muertos” y a otro suplicar por permiso para disparar contra un hombre que detiene su vehículo para asistir a los heridos.

Pero el primer gran golpe maestro a escala global no llegó hasta julio de este año con la filtración masiva de documentos sobre la guerra de Afganistán, que fue seguida de otra mega-publicación de documentos sobre la guerra de Irak en octubre.



La guinda del pastel ha sido la divulgación esta semana de documentos que dejan al desnudo a la diplomacia de EEUU con embarazosas revelaciones como la de que Washington pidió informes sobre la salud mental de la presidenta argentina Cristina Fernández y corrosivos comentarios sobre numerosos líderes mundiales.










Foto: EFE




Sus defensores, entre los que se encuentra Daniel Ellsberg, el analista del Pentágono que entregó en los años 70 controvertidos documentos sobre la guerra de Vietnam al diario “The New York Times” y otros medios, defienden su heroica campaña a favor de la transparencia.

Sus críticos, entre los que están algunos ex colaboradores de WikiLeaks, dicen que ha puesto en peligro la vida de civiles con la publicación de algunos de los documentos y lo acusan de un estilo cada vez más dictatorial y caprichoso.



Assange, sigue, mientras tanto, maniobrando en la oscuridad, en medio de la creciente controversia en torno a su persona.



(EFE)

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